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La Técnica Libera la Verdad

Un experto en detector de mentiras dice que puede distinguir entre realidad y ficción tomando en cuenta lo que la gente no dice.

Poner atención a los detalles ayuda al experto a llegar al fondo de la verdad.

Reimpreso del:  The Orlando Sentinel
Orlando, Florida, lunes 23 de septiembre de 1991

por Christopher Quinn, del personal de THE SENTINEL

La mayoría de la gente sabe la historia del sabio Rey Salomón y las madres de dos bebés recién nacidos.  Cuando una madre encontró a su bebé muerto, trató de reclamar al otro niño como suyo.  Se pidió al Rey Salomón que mediara.

Salomón sugirió dividir al bebé vivo a la mitad.  Una mujer gritó "¡No!, lo que hizo que a Salomón decidir que su reacción mostraba amor maternal y que ella debería quedarse con el niño.

Avinoam Sapir dice que Salomón podría haberse ahorrado el esfuerzo usando su técnica para identificar a los mentirosos.

Sapir está enseñando a los investigadores de todo el país a obtener la verdad analizando lo que la gente dice.

"La mayoría de la gente no miente" dice Todd Brown, un detective del condado de Seminole.  "La gente nos dice lo que sucedió, pero nosotros no escuchamos."

Brown es una de las 3,500 personas que han sido capacitadas por Sapir, un experto en detector de mentiras y ex oficial de la policía israelí en el Análisis Científico de Contenido.  La premisa es que la gente casi siempre dice la verdad, aún cuando esté tratando de mentir.  La verdad sólo está oculta cuando la gente miente, dice Sapir.

El dice que cuando los sospechosos o las víctimas de un crimen son interrogados, la forma en que usan las palabras "nosotros" o "él y yo" es sumamente importante para detectar el engaño.

"Lo que omiten es generalmente más importante que lo que le dicen," dice Brown en una entrevista.

Sapir desarrolló su técnica después de detectar un patrón en las confesiones.  En la mayoría de los casos, cuando la gente admitía crímenes, sus confesiones no contradecían sus declaraciones anteriores.

En un caso así, hace unos años una mujer estaba siendo interrogada sobre la muerte de su marido.  Ella dijo que había escuchado un disparo, había entrado a una habitación y había visto a su esposo en un charco de sangre.  Todo eso era cierto.

Lo único que le faltó mencionar a la mujer fue que ella era la que había jalado el gatillo.  Nada de lo que mencionó en  la confesión que proporcionó más adelante contradecía sus primeras declaraciones.

También es importante el orden en el que las personas relatan los sucesos.  Consideremos el caso del Rey Salomón.  La primera mujer dijo al rey, "Su hijo ha muerto.  El mío está vivo," pero la segunda dijo, "Mi hijo está vivo.  El suyo ha muerto."

Para la verdadera madre del bebé, dice Sapir, "era importante que el bebé siguiera vivo," así que ella menciona ese detalle primero.  La otra madre estaba más interesada en ver al bebé vivo morir, así que primero mencionó eso.

Otro ejemplo que Sapir cita viene de una carta a Querida Abby.  Una mujer escribió que su hijo tenía cierto problema pero que su marido no era comprensivo.  Quería saber qué podía hacer para lograr que su marido entendiera.

Pero en la carta, la mujer se menciona a sí misma, a su hijo y al perro de su hijo antes de mencionar a su esposo, y daba los nombres de su hijo y del perro pero no el de su marido.

"Ella pone al perro antes que a su esposo," dice Brown, mostrando que su verdadero problema es con su marido, no la relación de su marido con su hijo.

Sapir ha usado su técnica para analizar los alegatos de una mujer de Júpiter de 30 años, de que William Kennedy Smith la había violado el 30 de marzo.  Sapir obtuvo transcripciones de cinco interrogatorios policíacos hechos a la mujer.  Su informe de 50 páginas concluye: "El no la violó.  Así de simple."

Sapir dice que las declaraciones de la mujer están llenas de contradicciones y que sus recuerdos son vagos.  En las declaraciones ella admite haber tomado un relajante muscular y haber tomado  más tarde cinco tragos.  El relajante muscular no debería haber sido mezclado con alcohol.

"Esto es realmente sorprendente," dice Sapir.  "Nadie se fijó en lo que ella dijo realmente."

Otra parte del programa de Sapir es un cuestionario que él desarrolló.  Se pide a las víctimas o sospechosos del crimen que respondan preguntas abiertas.

Brown usó el cuestionario recientemente cuando un niño pequeño acusó al novio de su madre de abuso.  Brown pidió a la madre y al novio que respondieran preguntas sobre la denuncia.

La madre no era una sospechosa, pero escribió declaraciones en las que ella, aparentemente, negaba haber abusado del niño.  Sus respuestas realmente dijeron a Brown no sólo que ella estaba abusando del niño, sino que lo estaba haciendo porque despreciaba al padre del niño.  Sus respuestas también le dijeron a Brown que ella creía que no podían atraparla.

El caso está pendiente.

A Brown le preocupaba que la publicidad sobre el cuestionario y los métodos de Sapir ayudaran a los criminales a idear cómo derrotar a la técnica.  Sapir dice que eso es imposible.

"No me importa darle al ladrón el cuestionario durante tres días para que vaya y medite sobre él.  Sí lo contesta "no lo pasará," dice Sapir.

De hecho, un investigador entrenado por Sapir se convirtió después en sospechoso de desfalco.  Contestó el cuestionario y no lo pasó, confesando el crimen básicamente, aún cuando trataba de negarlo.

Una vez que los investigadores detectan la mentira utilizando la técnica de Sapir, pueden  confrontar a sus sospechosos en un intento por obtener las confesiones.

La técnica sería útil en muchas profesiones, dice Brown.  Los médicos podrían usarla para sacar información a los pacientes que están avergonzados de una enfermedad.  Los vendedores podrían utilizarla para saber que es lo que sus clientes potenciales están pensando.

Hasta ahora, Brown es la única persona en Florida Central que ha tomado el curso, y dice que aún es un novato.  Pero ya está poniendo en práctica su entrenamiento en varios casos.  Dice que la técnica es solamente una de las muchas herramientas a su disposición para resolver crímenes.

El entrenamiento no es fácil.  Consta de un seminario de cuatro días, con un costo de $600, en el que los estudiantes trabajan cerca de 12 horas al día.  El próximo seminario en Florida es en diciembre, en Miami.  Brown espera que asistan más investigadores.

"Mire", dice él, "la gente quiere decirle lo que ha hecho.  Quiere confesárselo.  Solamente tenemos que escuchar."